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TERCERA PARTE: EL BOSQUE HARI
El paisaje era tan bello que Larry no pudo aguantar más y besó a los labios
a Alexia. Cerraron los ojos poco a poco. Fue un beso cálido, tierno y duró ocho maravillosos segundos. Cuando sus labios se separaron, se miraron y se sonrojaron. Les gustó tanto que se volvieron a besar. Esta vez duró menos.
- Larry, tenemos que dejar de besarnos y ver dónde estamos y cómo podemos volver-dijo Alexia preocupada.
El chico, en cambio, se había quedado sin palabras.
- ¡Larry!, despiértate – gritó ella. Larry seguía sin hacer movimientos y sin hablar. Entonces Alexia para despejarlo le pegó una bofetada.
-Ay, que daño..- dijo Larry tocándose la cara.
- Analicemos los hechos: estábamos en el despacho de tu profesor, abrimos la puerta dorada y entonces aparecimos en este bosque tan bonito.
- Caminemos un poco a ver si averiguamos donde estamos- propuso Larry.
Caminaron una hora hasta que vieron una pequeña casa entre dos árboles. Entraron. Había un hombre anciano preparando una poción en un gran caldero.
- ¿Quiénes sois?- preguntó el hombre asustado.
- Yo soy Larry, y esta es Alexia. Queríamos saber donde nos encontramos.
- ¿Como habéis llegado hasta aquí?
- Resulta que abrimos una puerta y aparecimos en este bosque.
- No lo acabo de entender pero, ¿seguro que no sois esbirros de Wulfric? - preguntó el anciano.
- No- contestaron los dos.
- Vale... Yo me llamo Eamto, soy un mago y os encontráis en el bosque Hari, el único lugar bonito y seguro de Sheridan.
- ¡¡¡Sheridan!!!- gritó Larry.
- ¿ Qué es Sheridan?- le preguntó Alexia a Larry.
- Es el nombre del reino fantástico que me contó el profesor Jenkins el día antes de que desapareciera.
- Ahora lo recuerdo. Tú me lo contaste, lo de la leyenda de la princesa Helena y su hermano Wulfric.- dijo Alexia.
El mago dijo:
- Os contaré lo que ha pasado. La princesa Helena, la más buena que ha tenido nunca este reino, cayó en una terrible maldición por culpa de su hermano Wulfric. Ahora él es el rey y ella su ayudante malvada. Wulfric ha destruido todo el reino, y los pocos habitantes que quedamos, hicimos un conjuro y creamos este bosque, que es el único lugar donde podemos sobrevivir. Él no conoce la existencia del bosque, piensa que casi todos están muertos. Antes, todo el reino tenía un aspecto similar o mejor al del bosque Hari. Pero ahora si sales de aquí solo encontrarás oscuridad y destrucción.
- ¿ Y no hacéis nada para derrotar a ese Wulfric?- preguntó Alexia.
- En el bosque quedamos algunos guerreros y magos, pero no superan al poder que tiene el rey y sus yalems - dijo el mago Eamto.
- Señor Eamto, ¿ que son yalems? – preguntó Larry.
- Son unas criaturas de color verde con aspecto humano y con alas de águila que son muy fuertes y destructivas.
- Entiendo...- respondió Alexia.
- ¿Queréis un poco de té?- preguntó Eamto.
- Claro. Gracias. – dijo Larry.
La pareja y el mago Eamto estuvieron bebiendo y conversando durante media hora.
- ¿El señor Jenkins hace cosa de un mes vino aquí?- preguntó Larry.
- No sé quién es ese Jenkins.
- Qué raro Larry, yo me pensaba que el señor Jenkins se encontraría en este bosque.
- Y yo.
- Pues no – dijo Eamto.- Sois los únicos que habéis aparecido aquí desde otro mundo. Nunca antes ninguna otra persona, criatura o animal ha entrado en el bosque desde fuera.
- Y ¿cuánta gente más vive aquí?- preguntó Larry.
- Seremos unas.... setenta personas. Entre ellos hay 20 guerreros, 6 magos, 30 mujeres y todo lo demás son niños – Eamto miró por la ventana: ya se estaba haciendo de noche.- Seguidme niños.
Alexia y Larry siguieron al mago. Salieron de su casa, se adentraron en el frondoso y espectacular bosque y llegaron hasta un campamento donde había una hoguera al centro y tiendas de campaña a los lados. Allí estaban las personas que había descrito el mago.
- Escuchadme – dijo Eamto a todos los presentes – Hoy he sido sorprendido al encontrarme a estos dos hijos del cielo en el bosque Hari, están dispuestos a luchar contra el bastardo de Wulfric y sus horribles yalems.
Larry miró a Alexia y le preguntó en voz baja:
- ¿ Hijos del cielo?
- Seguramente llamarán hijos del cielo a los humanos.
- Ahhh... entiendo.
Mientras tanto toda la gente los observaba. Había de todo: elfos, enanos, hadas, duendes...
Un elfo salió del medio del bosque con comida. Toda la gente empezó a comer. Todos, excepto la pareja de novios. Entonces Eamto les dijo:
- Podéis comer si queréis. Mientras comemos se hará una reunión muy importante.
La comida era excelente. Los frutos de los árboles de colores sabían a un conjunto de frutas deliciosas, la carne era de animales que se encontraban cerca de allí, con sabor a pollo con especias, muy rico. Bebían del agua que caía de la cascada y no usaban platos corrientes: eran de cerámica.
Un guerrero alto y musculoso habló:
- Tenemos un problema serio. Cuanto más tiempo estemos sin luchar, la capa protectora del bosque Hari se romperá y Wulfric o su hermana Helena nos atacaran. ¿ Qué podemos hacer?
Entonces Eamto le contestó:
- Esta mañana he consultado en el Oráculo y me ha dicho que el mejor momento para luchar es dentro de 30 días.
- Está bien – respondió el guerrero.- Durante los dos primeros días buscaremos a los mejores hombres para la rebelión. Las dos semanas siguientes entrenaremos. Y por último el tiempo que nos quede viajaremos por separado hasta el castillo de Wulfric, y combatiremos.
Se quedaron hablando hasta bien entrada la noche. Cuando se acabó la reunión, el mago Eamto les dijo a Larry y a Alexia:
- Podéis dormir dentro de una tienda de campaña. Por la mañana os despertarán para entrenar con la espada.
Larry y Alexia se quedaron de piedra cuando entraron en la tienda de campaña. Por fuera era muy pequeña, pero por dentro tenía un pequeño salón con dos sillas y una mesa y una habitación con una cama grande.
- Alexia – dijo Larry sonrojado y riéndose.- Tenemos que dormir en la misma cama...
- ¿ Y qué pasa? – preguntó ella.
- NADA – contestó Larry.
Pronto Larry se durmió, en cambio Alexia estaba muy preocupada. Estaba pensando en su familia. En su madre, su padre, en Molly.... ¿ Estarían buscándome? Llevo un día sin volver a casa... Cerró los ojos.
- ¡Despertad! Es hora de entrenar. – dijo una voz desconocida.
Alexia y Larry se despertaron y vieron a un chico de su misma edad. Tenía las orejas muy alargadas. Era rubio y sus ojos eran grises.
- ¿ Quién eres tú, chico? – preguntó Larry.
- Soy Owic. El viejo Eamto me ha mandado ir a despertaros, a entrenaros y a acompañaros en la batalla contra Wulfric. Que no os engañe mi aspecto, tengo ciento cincuenta y siete años.
- ¿ En serio? Pues te conservas muy bien Owic – respondió Alexia.
- Soy un elfo, soy aún joven. Bueno... vamos a entrenar.
Era de día. Algunos guerreros se estaban entrenando fuera del campamento. Otros, buscando a más gente para la batalla.
- Empecemos Larry, coge esta espada – dijo Owic.
Owic y Larry entrenaron en la espada hasta medio día. Mientras tanto Alexia era ayudada por el mago Eamto. Le enseñaba como utilizar el arco.
Pararon unos minuto y ella le preguntó:
- ¿ Cómo podemos regresar a nuestra casa en la Tierra?
- No lo sé pequeña Alexia. Si pudiera habría hecho un hechizo para volveros a vuestros hogares, pero por ahora no puedo. Toda la magia está siendo utilizada en el escudo para proteger el bosque Hari.
- Entonces tendré que entrenar...
Pasaron cinco días. Larry ya utilizaba a la perfección la espada: era un chico muy inteligente. Alexia también usaba bien el arco. Poco a poco se estaban acostumbrando a ese lugar y se estaban haciendo más amigos de Owic, el elfo.
- Dentro de siete días tendremos que irnos – le dijo el elfo a Alexia.
- Al paso que vamos Larry con la espada y yo con el arco sabremos luchar a la perfección pronto – contestó ella.
Durante esos días Larry estaba tan concentrado trabajando con el entrenamiento que dejó de un lado a Alexia. Pero a ella no le importó porque sabía que lo hacía por el bien de todo el reino de Sheridan.
Un día a Alexia se le ocurrió ir a consultar al oráculo, situado al norte del bosque Hari.
- Owic, ¿quieres acompañarme al oráculo?
- Está bien. Yo te guiaré hasta él.
El oráculo pese a que estaba en el mismo bosque se encontraba muy lejos debido a sus grandes dimensiones. En mitad del camino, Alexia y Owic pararon a comer frutas de los árboles. Tenían propiedades mágicas. Hacían que todo el cansancio, odio, insomnio o dolor desapareciese rápidamente.
Llegaron al oráculo. Era un templo más grande de lo que Alexia se lo esperaba. Le recordaba a los templos griegos que habían en la Tierra, pero con un toque mágico.
Los dos amigos entraron por sus grandes puertas de madera y se recorrieron un gran pasillo con antorchas a los lados hasta acabar en una pequeña sala. En ella estaba sentada una mujer con el pelo muy rizado y pelirrojo. Ésta última les dijo a Owic y a Alexia.
- ¿Qué queréis consultarme? – su voz era ligeramente grave.
Owic le dijo a Alexia:
- Vamos, dile lo que tengas que decirle.
Alexia estaba nerviosa pero optó por hablar.
- Respóndeme, oh Gran Oráculo, ¿cuándo volveremos a casa mi amigo Larry y yo?
- Antes de lo que te imaginas querida, antes de lo que te imaginas... – repitió el oráculo.
- Quería hacer otra pregunta, ¿ ganaremos la batalla?
- Eso son misterios del mundo. Tu y vuestra gente sois poderosos, en cambio el actual rey también lo es... No se puede responder a una pregunta como esa... la sabrás cuando llegue el momento.
Owic y Alexia abandonaron el templo.
* * *
Mientras tanto, a muchos quilómetros, dentro de un castillo oscuro, se encontraba Helena hablando con su malvado hermano, Wulfric.
- Mi señor, tengo una sensación rara, como si dentro de poco empezaran a atacarte.
- Yo también la tengo. ¿ Has hablado con el jefe de los yalems?
- Sí, hermano. Me ha dicho que todo parece como siempre. Destruido.
- Esperaremos unos días a que nos lleguen noticias. Mientras tanto llama a los yalems.
* * *
Larry estaba preocupado. Llevaba todo el día buscando a su novia Alexia, y no la encontraba por ningún sitio.
- Eamto, ¿has visto a Alexia y a Owic? – preguntó él.
- Esta mañana la he visto y me ha dicho que se iba al oráculo. No tardará mucho.
Entonces aparecieron por detrás Alexia y Owic riéndose.
- Alexia – dijo Larry-, ¿ por qué no me has avisado para ir contigo?
- Porqué estabas tan concentrado entrenándote con la espada que no quería estorbarte.
- No me parece bien que te hayas ido con Owic en vez de ir conmigo. ¿ De qué os reías?- preguntó Larry.
- De nada...
- Dime la verdad Alexia – Larry se enfadó - . ¿Hay algo entre vosotros dos?
- Te juro que no – respondió ella.
- No te creo. No puedo creer que me mientas así.
- Larry. Te lo repito: NO HAY NADA ENTRE OWIC Y YO.
Larry, con cara de enfadado dio media vuelta y se fue a entrenar.
Esa noche Larry no fue a su tienda de campaña. Alexia estaba sola pensando “Idiota, idiota, idiota, idiota, idiota.... No sé cómo he podido salir con él...”. De repente alguien entró a la tienda: era Owic.
- He intentado convencer a Larry de que entre nosotros no hay nada, pero no se lo cree – dijo Owic.
- Hoy estaba muy cansado mañana será otro día.
* * *
Ratkiler entró por la puerta del castillo de Wulfric. El jefe de los yalems parecía serio. Esperó unos minutos hasta que se oyó una voz:
- Prepara todo tu ejército. Tengo la sensación de que dentro de poco tendremos que luchar – le ordenó Wulfric.
- Sí...
Ratkiler, el jefe de los yalems, salió del castillo en dirección a la fortaleza de las criaturas verdes aladas. Llegó y todos le observaban.
- Tenemos que rodear estas zonas. Wulfric dice que pronto nos atacarán.
Todos los yalems se alzaron y se escondieron en diversas zonas cerca del castillo de Wulfric.
* * *
Alexia despertó. Sentado en una silla a poca distancia de ella, se encontraba Owic preparando un té para desayunar.
- Buenos días. ¿Has dormido bien? – preguntó él.
- La verdad es que no. He tenido un sueño rarísimo en el que me enfadaba con Larry.
- En realidad.... – le respondió Owic -, no ha sido un sueño.
Los dos amigos desayunaron y cuando acabaron salieron a entrenar. Larry estaba allí, con su espada, entrenando con un guerrero.
Alexia le saludó, pero él la ignoró. “Idiota....” pensó Alexia.
Pasaron cuatro días rápidamente. Durante ese tiempo Larry dormía en otra tienda, lo más lejos posible de la de Alexia. La noche del cuarto día Eamto convocó una reunión urgente.
- Mañana por la mañana empezará nuestro viaje hasta el castillo de Wulfric y Helena. Nos dividiremos de cuatro en cuatro.
El viejo mago empezó a decir gente de cuatro en cuatro. Al final dijo:
- Y yo iré con Larry, Alexia y Owic.
Alexia se quedó de piedra. No quería compartir su viaje con Larry, pero era su deber ir con él. Entonces un guerrero le dijo a Eamto:
- No estarán preparados Eamto. No puedes poner en el mismo equipo a tres personas tan jóvenes.
- Si que están preparados. Larry es muy buen espadachín, Alexia utiliza muy bien su arco, Owic es muy ágil, y yo soy un gran mago.
Alexia no quería seguir enfadada con Larry, así que de repente se acordó del día que fue al oráculo con Owic. Por el camino comieron frutas que hacían que el odio, el dolor, el insomnio y el cansancio desaparecieran. Entonces si le daba una fruta de ese bosque a Larry, todo su odio hacia ella y Owic desaparecería.
Fue al bosque sin que nadie la viera y cogió varias frutas y se las puso dentro de una bolsa. Le dijo a Eamto que le diera una a Larry. Él asintió.
Así que vio que Larry se estaba comiendo una. Acabó de comérsela y fue directo a ella y le dijo:
- Perdóname. He sido un estúpido celoso. Lo siento nunca más me enfadaré contigo.
Esas palabras provocaron que Alexia le besara fuertemente. Todos los de la reunión empezaron a aplaudir.
Volvieron a dormir juntos. Aún era de noche cuando les despertaron ruidos desde fuera de la tienda.
Todos los guerreros y magos estaban preparándose. Algunos ya salían. Unos por el norte, otros por el sur. Tenían todos mapas que les guiaban hasta el castillo.
De repente oyeron un fuerte ruido: el escudo protector del bosque se había roto, tal y como había dicho el oráculo días atrás.
* * *
El profesor Jenkins se encontraba en los calabozos del castillo de Wulfric. Llevaba encerrado allí hacía cosa de un mes. Ahora tenía barba, ya que hacía tiempo que no se afeitaba, y estaba mucho más delgado, puesto que solo le daban de comer y beber cada tres o cuatro días, y muy poco.
El rey Wulfric le había capturado el día que contó su leyenda en clase. Parecía un día normal. Acabó de trabajar y se fue a su casa. Cuando llegó dejó sus apuntes en su habitación y de repente todas las luces de su casa se fueron y apareció Wulfric, el nigromante. Le dijo que quien contaba su historia, haciéndole parecer el malo, seria encerrado en su castillo de por vida. Jenkins le convenció para que hiciera tres pistas por si algún día, Larry le encontraría. Wulfric aceptó y se llevó al profesor a los calabozos.
Hoy era día de comida. Helena bajó a los calabozos y le dio una sopa pequeña y nada sabrosa. Jenkins la bebió y empezó a llorar. Pensó en su familia. Él nació Alemania, pero le salió trabajo en Inglaterra y se quedó allí a vivir. Seguramente su familia no lo estaría buscando porque estaban a cientos de quilómetros y no sabrían ni que había desaparecido.
* * *
Todos los guerreros, elfos, magos, Larry y Alexia salieron del bosque Hari.
La pareja, Owic y Eamto irían juntos por el norte en dirección al castillo. Llegarían justo dentro de dos semanas. Larry llevaba su espada, Alexia su arco y un saco lleno de provisiones, Owic tenía un puñal y un mapa, y Eamto, llevaba su varita.
Nada más salir del bosque Hari se encontraba un río. No llevaba consigo mucha corriente, pero no se podía pasar a nado. El hecho de cruzarlo y salir bien, sería tentar a la suerte.
Eamto era muy inteligente. Cogió su varita y en pocos segundos se creó un puente muy bonito.
En diez segundos lo cruzaron y vieron el paisaje del reino de Sheridan. No tenía comparación con el bosque Hari. Todo estaba quemado y destruido. Eamto le había comentado a Larry tiempo atrás que todo había quedado destruido por culpa del rey Wulfric y sus yalems, criaturas verdes con alas.
- Oye, Eamto, ¿ quién es el jefe de los yalems? – preguntó Larry.
- Se llama Ratkiler. Es muy buen amigo del rey. Además es el yalem más destructivo de todos.
- Que no os engañe su aspecto – dijo Owic -. Es como si fuera un hombre que mide dos metros y tiene grandes músculos. Pero su gran vocación es destruir objetos con la mente.
- A partir de ahora no habléis mucho, y si habláis, que sea en voz baja, pues hay muchos yalems escondidos entre los escombros.
* * *
Helena observaba desde su bola de cristal cómo el escudo protector del bosque Hari se destruía.
- ¡Mi señor! – gritó ella -, vienen a atacarnos. Parece que en el bosque Hari, que nosotros creíamos que estaba destruido, hicieron los pocos supervivientes un escudo protector. Pero ahora se ha roto y vienen a combatir contra nosotros.
- Jajaja.... Nunca podrán derrotarme. Gracias por avisarme Helena. Esperaremos unos días hasta que lleguen aquí.
- Pero podríamos enviar a Ratkiler y los suyos y matarlos por el camino.
- Prefiero combatir con ellos cara a cara... si no, me considerarían todos los yalems un verdadero cobarde – le contestó Wulfric.
- Bueno, de todas maneras no sobrevivirán. Todo Sheridan está infestado de yalems. Y no podrán aguantar muchos días en medio del desierto Shirunn.
- ¡Jejejej! – se rió Wulfric.
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